domingo, 13 de marzo de 2016

Barcelona lectora incansable

 Barcelona, Leyendo "Un Hombre", marzo 2016

Generalizar siempre es opinar con trazo grueso. Decir que los catalanes son de tal o cual manera es hablar por hablar y hablar sin saber, en el mejor de los casos. Como decía Unamuno: "el fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando". En este caso se trata más de intolerancia o de "chovinismo cateto" que trata de extranjero y hostil todo lo que excede de la linde de su comarca y, en ocasiones, de su propia finca.

Sacar conclusiones apresuradas también entraría dentro del mismo saco. Así, decir que las mujeres leen libros y los hombres periódicos. O afinar diciendo que los libros que leen las mujeres van de amores y desengaños porque aparece una parte de un título que dice "Un hombre". O afirmar que los periódicos son deportivos en su mayoría, tan solo porque las estadísticas de ventas así lo indican, sería incurrir en "desfachatez intelectual", tal como lo explica en su libro el profesor Ignacio Sánchez-Cuenca.

Yo sólo digo que me hago la calle frecuentemente en Barcelona y en Madrid y que la gente se sienta a leer en sus tiempos de espera o aprovechando un rayo de sol. En Santander esto lo veo menos, tal vez por la reticencia del Ayuntamiento a poner bancos y la aficion a los bolardos (sin duda un elemento arquitectónico poco indicado para el reposo del trasero).

 Barcelona leyendo, marzo 2016
 Barcelona leyendo, marzo 2016

 Barcelona leyendo, marzo 2016

 Barcelona leyendo, marzo 2016

 Barcelona leyendo, marzo 2016

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